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Dos citas.

Dos citas.

 "A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante."  Oscar Wilde (1854-1900)

Yo ya estoy un poco harto. Todo va muy bien pero algo dentro me dice que puede mejorar. Y es esa sensación la que me impide disfrutar de todo lo bueno que me rodea. A esto hay que sumarle que me ilusiona lo que no debería. Supongo que es parte de la esencia de este mundo imperfecto que nos toca vivir o que hacemos nosotros. Puede que esté esperando ese momento del que hablaba Wilde, en el que la vida se muestra con toda la plenitud. Y lo cierto es que poco me importa ya lo que provoque ese instante. Olvidarse de lo planeado, de lo correcto y afrontar el día a día como llegue. Sorpresas incluídas.

 "La vida es aquello que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes." John Lennon (1940-1980)

Buenas noches.

Buenas noches.

Había cocinado sushi para sus amigos del trabajo. Otro había traído vino. Otra, helado. Otro había cocinado unos pimientos rellenos de carne. Además, el resto había traído quesos, paté con mermelada y cosas para picar. Toda la noche en la cocina, preparando la comida, riendo, algunos se hicieron unos porros... Y así pasó la noche, entre risas y amigos. Al día siguiente había que ir a trabajar y a eso de la una de la mañana cada uno comenzó a irse a casa para dormir algo. Cogió el metro con otros tres amigos pero fue el primero en bajarse. La parada de metro más cercana de esa línea estaba a unos quince minutos caminando de su casa.

Iba solo por la calle. Se cruzó con tres o cuatro personas y con el camión de la basura, que hacía un ruido ensordecedor. Soplaba un poco de aire y la avenida por la que bajaba estaba extrañamente vacía. Puede que por eso se girara varias veces para comprobar que realmente iba solo. Y así era. Supongo que todo el mundo tiene derecho a tener un poco de precaución o miedo irracional, como se le quiera llamar. Paso a paso sus Adidas le llevaban a su cama. Cuando estaba a punto de doblar la última esquina antes de llegar a su portal se fijó en un bulto que yacía sobre un banco de la calle. Siguió caminando pero no podía quitar sus ojos de esa persona que dormía tan sólo tapada con una manta. Llevaba barba, la piel un tanto oscura por no lavarse y estaba envuelto como una larva en una manta no muy gruesa de un color amarillento. Dormía plácidamente. Con la boca abierta.

No se detuvo pero pudo comprobar que realmente estaba dormido. Sí, los ojos no estaban entornados sino bien cerrados. Con las manos en los bolsillos tocó una moneda de 2 Euros que llevaba encima. Pensó en dejarla en el suelo. Así le hacía un favor sin que pareciera una limosna. Pensó en el amor propio de una persona que, seguramente, ya lo había dado por perdido. Pero tampoco dejó el dinero. Siguió caminando, triste, abatido y haciendo girar con sus dedos esa moneda dentro del bolsillo de su vaquero.

Cinco minutos más tarde estaba en su cama. Grandísima. En sus sábanas rojas y negras. Hacia calor y se tapó con la sábana hasta las orejas. La moneda estaba sobre una repisa de la estantería. Apagó la luz y cerró los ojos. Esa noche tardaría en dormirse un poco más de lo normal. Sólo un poco.

Fin.

A veces es alucinante saber que has acabado algo. Esa sensación que mezcla tranquilidad, vacío e inquietud por eso que podrá llenar ese hueco. Hoy, viernes, puedo decir que he terminado el Master de RNE completamente. Acabado.

Buenas noticias: me he quedado el segundo de la promoción (aunque las notas son muy relativas, sinceramente) y me han ofrecido contrato por un año. Al parecer, pese a que todo apuntaba a que me iba a quedar con la Pécker en La Plaza... me voy a Sevicios Informativos. Y todos los rumores apuntan a que me voy a las Españas (es decir, a los boletines de las 2, 3, 4 y 5 de la madrugada y el diario de la mañana que -España a las 6, 7 y 8- ). Ya veremos

Malas noticias: No me quedo con la Pécker, se van amigos del Master y se van también amigos becarios del programa. Hoy ha sido un día de despedidas, abrazos, más de una lágrima y buenos deseos. Me quedo con eso.

Nueva entrega de los breves escritos de elindomable productions. Espero que os guste esta historia que, por breve, no deja de ser falsa.

Los mil vodkas que se había bebido esa noche y sus piernas le llevaban de vuelta a casa. No era consciente de que estuviera caminando. Simplemente era un autómata que buscaba un refugio hasta recobrar la plenitud de sus facultades. Como un animal, lamía sus heridas con alcohol y miraba con recelo a toda persona que pasara por su lado. Le costaba enfocar y distinguir a una mujer vieja de una joven y atractiva. Se sentó en el escalón de un portal para ver si conseguía que la puta calle dejase de dar vueltas pero las aceras se empeñaban en retorcerse y girar sobre sí mismas, como si una mano oculta las meciera de lado a lado. "Traga saliva", se decía. "Traga saliva, ponte de pie y vete a casa. Estás dando pena." ¿Dónde quedaba la poca dignidad que creía tener? Se miró las manos buscando una respuesta pero al darles la vuelta descubrió que sus nudillos estaban machacados. Se puso en pie. Deseaba con toda sus fuerzas no caerse, no hacer el ridículo y que las heridas de su mano las hubiera provocado algo y no alguien.

Una ducha. Esta vez no hay límite de tiempo ni de champú o gel... Lo que sea para quitarse este sabor a alcohol y este olor a tabaco. Les escuecen los nudillos cuando cierra el puño. La herida se abre y el jabón se le mete por ella. Ahora escuece más. La radio suena de fondo. Por lo que dicen las noticias el mundo debe estar desmoronándose. Ya van más de mil muertos. Y eso sólo en un bando. Cierra los ojos y trata de imaginarse desnudo en esa ducha. Trata de imaginarla a ella desnuda. No lo logra. El número de fallecidos retumba en sus oídos mientras en sus ojos se contrapone una cascada de imágenes bien distinta: Son mil las fotografías de modelos en portadas de revistas, en anuncios de televisión o en películas que tiene delante. Esas sí las ve con mucha claridad, hasta tal punto que recuerda cada detalle grabado en su mente. La mezcla le da asco. Todo parece irreal.

Lo verdadero se diluye en lo imaginado. La objetividad se pierde. El hielo se vuelve a rendir ante el vodka, otra noche más. Es entonces cuando no puede soportarlo más. Se levanta y deja a esa chica junto a la barra sin decirle nada. Sale del bar y echa a correr. Puede que todavía esté a tiempo. El viento le pega en la cara, el sudor le empapa la camisa... pero no importa. Puede que aún esté a tiempo de coger el primer tren.

 

 

Ponga aquí un título

Ponga aquí un título

Y no el que por fin me ha dado la Universidad, tras un año de espera, sino el que realmente quiera usted poner. O al menos así me siento yo. El Master de Radio... acabado. Los malos rollos que de él surgían en ocasiones... acabados. La Universidad... acabada (con papelito en mano). El contrato del piso... bueno, ese está a punto de acabar. Y más cosas que acaban y otras que, lógicamente, empiezan. Los cambios pueden ser oportunidades, ¿no? Así que siento que tengo la oportunidad de poner primero un título, el que me venga en gana, y luego desarrollar la historia a partir de ahí. Eso, después de un año larguito sin posibilidad de tomar las riendas, es un lujo asiático.

Por el momento seguimos en Radio5 en el turno del mediodía y luego nos iremos al de los madrugadores. Así que saldremos por la tarde y, a partir de julio, hasta el mediodía (si todo sigue así). ¿Contento? Po si. Mucho, aunque había solicitado otro destino me estoy curtiendo muchísimo en este y la gente es majísima. Y para colmo estoy redescubriendo lo que es el tiempo libre. Ahora sólo queda aclarar un par de cosas con alguna persona, aclararme conmigo mismo y disfrutar... ¡del verano que ya está encima!

En casa...

¡Pero mira que se está bien en casa! En casa el cuerpo descansa. En casa las ideas se ordenan. En casa te das cuenta de cuánto has podido cambiar en apenas 3 meses. Es un lujo volver a descubrir lo firme que es tu cama (en comparación sobre todo con la del pisito madrileño) y la de discos que sigues teniendo aquí. Así da gusto. En casita vuelves a saber qué es eso de una ducha con presión, qué es eso de pillar un cacho decente de sofá decente y cosas así... Las pequeñas cosas lo son todo. Ahora toca cargar las pilas y disfrutar de ese lujo asiático que es no poner el despertados. Os lo aconsejo...

"Tu eres Nueva Orleans. Tu eres familia de Carrero Blanco"

"Tu eres Nueva Orleans. Tu eres familia de Carrero Blanco"

Ésta es la perlita que iba diciendo una mujer mayor el otro día por la calle. Aquí en Madrid ves a mucha gente que ha perdido el rumbo, de eso no cabe duda. Y sientes una mezcla entre curiosidad, risa y pena. Y piensas, con el paso de los días, cómo una ciudad medianamente grande puede devorar a las personas con tanta facilidad. Entonces te acuerdas de frases de Carlos Berlanga (que si Teresa y yo no recordamos mal, usó Dazzito en su blog) como esa de que "sin vosotros, no sería nadie en Madrid". Vamos a aprovechar las oportunidades que nos da esta masa de gente y edificios sin perder el norte demasiado. Y vamos a aprovechar el poco tiempo libre que nos queda, y vamos a aprender y vamos a abrir una botella de vino... y luego otra. ¿Por qué? Pues porque hemos preferido huir hacia delante.

Mi amigo el Pharmatón

Mi amigo el Pharmatón

No exactamente Pharmatón pero sí algo parecido. La verdad es que no actualizo y mi blog es un coñazo... pero es que no me da la vida. ¿Me dopo de forma legal o ilegal? "¿Se barbitura usted", como diría Dazz. Más vale que en Madrid tengo buenos amigos. A ellos se acude y siempre están ahí. Y son los de siempre, los que jamás dejan de ser un apoyo. Algún día aprenderé que son los que son. Lo prometo. Taste!!! Furby!!! Nuestro Toxic Boy!!! Dazz!!!... Son muchos. La lista no acaba ahí. Y eso... eso es lo bueno. ¿Vosotros ya sabéis quiénes sois, no?

Madrugar e ir al trabajo: Una hora de viaje.

Trabajar en la radio: Cuatro horas (de momento, que luego serán más).

Clases del Máster: Hasta las ocho y media de la tarde.

Trabajos del puto Máster: Guiones de Ficción, Programas, Derecho, etc... El resto del día.

¿Dormir? ¿Para qué?

 

 

Paris

Paris

Silencio. Una respiración profunda rebota contra la almohada. Unas piernas se mueven bajo unas sábanas con demasiado apresto.

Abrió los ojos y vió unas flores sobre la mesilla. Tras pasar sus delicadas manos por sus enormes y rasgados ojos marrones pudo distinguir cuatro rosas amarillas. Sintió un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo. La luz de la mañana inundaba toda la habitación del hotel de una forma despiadada y cálida al mismo tiempo. Las rosas estaban inmóviles, casi imperturbables hasta que ella estiró sus dedos y rozó con suavidad las pequeñas hojas que aún dejaban resbalar hacia su interior algunas gotas de rocío. Estaba despeinadísima pero se sentía mucho más guapa que cualquier otro día.

Sonidos apagados de bocinas de coches en el exterior. Un rumor se cuela bajo la puerta. El servicio de habitaciones limpia una de las habitaciones de enfrente.

Salió del cuarto de baño con la cara lavada. Se sentía guapa antes pero no pudo evitar peinarse al verse reflejada en el espejo. Sus tobillos crujieron de forma casi imperceptible mientras se dirigía de nuevo a la cama. Eso le hacía gracia. Se sentó con las piernas cruzadas, se puso bien el camisón con el que había dormido y miró a su alrededor hasta que se topó con aquellas cuatro rosas sobre la mesilla. La habitación parecía en silencio, casi imperturbable, mientras el mundo seguía inmerso en sus ruidos. Estaba muy tranquila.

Una tarjeta entra en la cerradura. El bloqueo electrónico desaparece. Una luz verde se ilumina en el pomo y la puerta se abre.

Su primer instinto fue el de taparse pero se resistió. Se sabía guapa aquella mañana y, pese a que no le gustaba lucirse, estaba segura de que a él le gustaría. Una sonrisa. Otra sonrisa. Buenos días. ¿Has dormido bien? Gracias por las flores. Estás guapísima. Gracias por las flores, me encantan. Ella sabía que él le estaba mirando las piernas. Le apasionaba que le gustasen de aquel modo. Un abrazo. Así pudo comprobar cómo se hinchaba su pecho y, también, el de él. Todo parecía un sueño de color marfil, ciertamente difuso... pero no. El abrazo cesó y el día se inició en ese mismo instante.

Ruido de coches. Tacones. Risas. Sonido de restaurante. Un "bonjour" en cada esquina. La cámara admite que ha tomado una foto. Las palomas se arremolinan en las Tullerías.

 

Naranja

Naranja

De vuelta a casa. Toda la noche por ahí, perdido en bares. Hacía mucho que no salía y que no se pasaba una noche en vela. Ese día vió amanecer desde el tren de cercanías. Nunca lo había hecho. Miraba a su alrededor y todo el mundo, la mayoría gente que iba a trabajar, trataba de no dormirse. Él estaba muy despierto aunque tenía el cuerpo y los pies molidos. Pero eso daba igual. Hacía mucho tiempo que no bailaba así y que no acompañaba a una chica hasta casa. El recuerdo de esas sensaciones le llenó y le vació: le dió fuerzas para seguir y le quitó ánimos para seguir esperando. Necesitaba esas sensaciones aunque no fuera con ella. ¿Aquello era tan raro o le pasaría a más gente? Bah, ni idea. ¿Qué más daba?

Creyó estar cerca de la estación de Atocha. Se acordó de aquel amanecer y de la gente que, posiblemente, vió un cielo así esa mañana. Ya faltaba menos para llegar a su casa. Su pequeño cuarto estaba cerca de los grandes colosos de Madrid. Tenía muchísimas ganas de ver esos edificios por la mañana con aquella luz naranja tan intensa, pero si el tren tardaba más de quince minutos ya sólo vería una luz limpia y cristalina. Nada de naranjas.

Ya despuntaba el sol entre edificios negros que pasaban por su derecha a toda velocidad. Aún tenía el frío metido en el cuerpo por haber acompañado a esa chica hasta su casa y ni una calefacción brutalmente fuerte le aliviaba. Esa noche no podría contar ninguna historia interesante. Realmente sólo había salido, bebido, bailado, reído y poco más. Ni romances, ni personas nuevas. Tampoco nada especial. "Para de sonreir", pensó. El tio de enfrente ya le miraba con cara rara. "Joder, si no quisiera dormir solo no me iría contigo". Cree recordar que lo dijo para sí mismo... o puede que lo dijera en voz alta. Cosas del vodka. El tren paró y él se echó a correr hacia la puerta porque estos cercanías no tardan mucho en largarse del andén. La estación no tenía tanta gente volando sobre el suelo como a diario pero tardó un rato en llegar a las escaleras mecánicas. Aquella era una gran estación. Salía ya casi a la calle cuando le comenzó a vibrar el teléfono. ¿Qué hacía despierta a esas horas? Diez minutos más tarde entraba a casa. No era la chica a la que había acompañado; era la chica que era suya. No vió los edificios manchados de naranja. No vió nada que no fuera a esa morena en su cama.

Cogiendo polvo

Cogiendo polvo

Paseando entre pinturas de hace más de 300 años. Se hace extraño. Esos cuadros, esos trazos ya estaban ahí mucho antes de que él naciera, de que su abuelo naciera o de que buena parte de sus antepasados hubieran nacido. No cayó en el tópico de pensar que "aquello impresionaba tanto que le hacía sentirse a uno pequeño". Sí que pensaba que era un privilegiado. Esos cuadros habían pasado años y años sólo esperando en estancias a que algún a que algún jodido y déspota monarca tuviera ganas de dar un paseo mirando sus pinturas. Mientras, fuera del palacio, la gente no pensaba en arte. La supervivencia ya era bastante.

Bueno, él sabía que la supervivencia estaba garantizada. Qué iba a matarle, ¿una pandemia? Alarmistas de mierda. Era más probable que un grupo de Ñetas o un coche conducido por un borracho acabaran con él. En cierto modo, eso está asumido. Pero, ¿por qué entonces esa desgana? La Familia de Carlos IV. Goya era un puto crack. Mira que pintar a esa con la cara mirando hacia la parte de detrás del cuadro porque le caía mal... Supongo que sería el carácter de genio. ¿Ahora qué me toca hacer? Seguir sobreviviendo pese a no tener nada esencial por lo que pelear. Va a ser cierto eso de que el hombre era el animal más desgraciado porque sus necesidades son ilimitadas. En fin, en casa aguardaba el ordenador, los cd's, los dvd's y mil cosas innecesarias que nos hacen sentir, de algún extraño modo, un poco más seguros.

Salío del museo. Ya era de noche. Quedó sorprendido porque en su mente aún atardecía a las nueve. Pero no. Ya no era verano. Se subió los cuellos de su cazadora, miró hacia un lado y se perdió entre la gente que llenaba el paseo.

Sensaciones

Sensaciones No creo que nadie pueda imaginar cuánto brilla el suelo de Gran Vía por la mañana. Apenas eran las 8 y el sol parecía surgir desde muy abajo, justo desde el borde de la acera. Salía, rebotaba y se metía directamente dentro de sus ojos. Aún notaba su cara tirante por el after shave que se había dado tan sólo unos minutos antes. En el viaje en metro apenas se fijó en nada pese a que en el vagón había ese día todo un muestrario de especímenes: una chica que se ponía demasiado cariñosa con su novio por obra y gracia del alcohol, otra con el pelo demasiado sucio para ser esas horas, un enano que se dormía mientras las piernas le colgaban del asiento o, también, un hombre que leía el ABC asintiendo constantemente. Así de interesante estaba el metro esa mañana pero él, mientras subía andando por las escaleras mecánicas (lo hacía siempre así porque no le gustaba esperar), tan sólo podía recordar del trayecto una canción de Zero 7 que había escuchado.

No creo que nadie pueda imaginar cuánto brilla el suelo de Gran Vía por la mañana. Subió, como siempre, por la salida de la izquierda, luego por las escaleras mecánicas de la derecha, luego giró a la derecha y subió otro tramo de escaleras, luego pasó los tornos tras adelantar a dos viejas, luego giró a la izquierda, luego subió más escaleras mecánicas, luego giró a la derecha y, al final, giró otra vez a la derecha. Tras el laberinto vió al fín la luz, pero aún no le dió en plena cara. Trepó a buen ritmo las escaleras de piedra marcadas con una banda fosforita. El sol. Fortísimo. Haciéndose fuerte en su contacto con el suelo. Las aceras brillan pero él no sabría decir si las personas que por ella transitan hacen que brille más o que se apague su luz. Siempre sentía esa constante lucha en su interior: ¿La gente apesta y en general es mala? ¿La gente es buena y hay que tener esperanza en el maldito género humano? En fin, no tenía el día para comerse demasiado la cabeza.

Esa noche tampoco había dormido demasiado. La luz cegadora de Gran Vía al amanecer, no obstante, le gustó. Las calles casi vacías aún despedían un aroma extraño. Las prostitutas ya no estaban allí para merodear alrededor de los hombres que pasan. Tampoco había fariseos dispuestos a mirarlas con mala cara delante de su mujer y, acto seguido, comérselas con el rabillo del ojo. En ese momento la calle se convirtió en un lugar muy pacífico, casi un hogar. No fue un mal modo de empezar el día. Él no quería pensar demasiado ni sentir demasiado. Tan sólo trataba de ocupar con mil sensaciones el espacio que dejaron las ideas y los sentimientos.

¿Sus razones?

¿Sus razones? Aquel día se levantó totalmente derrotado. Había dormido más de ocho horas y se sentía más cansado que nunca. Tenía el cuello tenso. Una larga ducha de agua caliente le alivió. Aquel día todo era rutina: vestirse, desayunar o meterse el ipod al bolsillo para hacer más ameno el viaje en metro. Se preguntaba qué pasaba por la mente de los demás y no podía parar de cuestionarse las razones que tendrían todas aquellas "personitas" del vagón para haberse levantado esa mañana. Seguramente sería por rutina... aquella misma rutina que les había empujado a estudiar, a no estudiar, a echarse novia, a casarse, a tener hijos o a gastarse un dineral en un coche. Aquel gilipollas del fondo, el de la gorra doblada y bien calada, tenía toda la pinta de haberse empeñado hasta las cejas para pagar un coche y luego tunearlo. Aquel gilipollas viajaba en metro porque su casa quedaba muy lejos del centro y, una vez allí, tenía que pagar la zona verde. Cosas de vivir en el extrarradio.

Salió del metro y el sol le dió de lleno en la cara. No hacía demasiado calor gracias a un viento persistente que había enfriado el asfalto durante toda la noche. Sonaba en sus oídos "Slow Hands", de Interpol. Esa canción le alegraba. Mientras subía las escaleras se volvía a preguntar qué razones le habían llevado a levantarse ese día. De pronto, las escaleras se acabaron y se encontró en Gran Vía: el auténtico bullicio de la ciudad en su pleno apogeo. Giró y bajó en dirección a Callao. ¿Cuáles eran sus razones? Ya está. Ya lo sabía. No era la sólo la radio; era por ella.

I'm Back!

Bueno, bueno amiguetes... ¿Cómo os va la vida? Yo acabo de hacer un boletín, con lo cual tengo un rato libre antes del siguiente. La verdad es que aquí no paro ni un segundo... pero eso es bueno. Aunque, como llevo aquí desde las 3 de la madrugada, tan sólo espero que lleguen (de una vez) las 3 de la tarde. En fin, resumiendo: estoy muy bien, en Madrid genial y en la radio también. No me puedo quejar.

Últimas adquisiciones del Indomable (no, no son CD's): El paso por la FNAC con Edu ha hecho que mi lista de DVD se haya incrementado con "El hombre que nunca estuvo allí", "Cómo ser John Malkovich" y "La Princesa Prometida". ¿Qué? ¿Que la última no pega mucho? ¿Y qué más da? Es una de mis películas favoritas de niño... y la banda sonora de Mr. Mark Knopfler es INCONMENSURABLE.

Un beso para todos! (Excepto para Dani, que está de vacaciones y no da señales de vida... ejem, ejem).

M'encanta!

M'encanta! ¿Qué quieres que te cuente? Me apasiona la radio y trabajar en ella.... dicen que valgo y me dicen que mi voz es muy bonita... No sé. Aún tengo que aprender todo. Me apasiona salir en una radio que escuchan 4 millones de personas, salir a la calle y que nadie en absoluto te pueda reconocer. La radio tiene una magia especial.
Me apasiona viajar en el metro y reírme de cómo la gente huye las miradas directas. Me encanta fijarme en todo por la calle: las personas, las cosas curiosas que pasan, los sonidos, los olores... También me encantan los perros pero ya no tengo, se murieron y ahora no tendría tiempo para cuidarlos como se debe. Mmmmmmmmmm me apasiona la música.
Escucho música electrónica (también pincho... house y así... pero sólo como afición) y me encanta el rock y el pop “independientes”... La verdad es que cualquier música que me suene bien me puede volver loco, “independientemente” del estilo que sea. Me encanta rebuscar en las tiendas de discos.... encontrar un cd o vinilo y comprármelo.
Mmmmmmmmmm me encanta charlar horas y horas con mis amigos, cenar con ellos, dormir con amigos y amigas... en sus casas. Me encanta la pintura y la fotografía... y siempre tengo la sensación de que voy a pocas exposiciones. Tengo ganas de volver a coger mi cámara réflex y sacar mil imágenes.
M’encanta el sushi... la comida italiana y un buen vodka con naranja. Me apasionan las chicas bonitas de piernas largas (y torneadas, que dirían). Me apasiona una en concreto. Me fijo muchísimo en la cara de las personas.... me gusta descubrir cosas. Me encanta también leer.... llegar, ver un libro, comprármelo y disfrutarlo luego. Yo siempre había leído mucho, pero desde segundo de carrera se me pasaron las ganas. Imagino que estaría harto de libros o los relacionaría más con el deber que con el placer. Ahora he vuelto a leer. Y bastante. Ha sido un bonito reencuentro.
¿Qué mas? Me encanta darme duchas largas, bañarme en una piscina por la tarde o cuando ya ha anochecido... bailar en clubes durante toda la noche... Me gusta Nueva York. Me gusta París. Me gusta Barcelona. Me apasiona Cadaqués. Me gustaba “Siesta” de Antonio Miró. Ya no fabrican esa colonia... Me gusta comprarme El País y la Rockdelux. Me gusta ser crítico con lo que entra por mis oídos. Me gusta conocer a personas nuevas. Me hapasiona escrivir vien y que la jente no able mal y escriva corretamenste. ¡Ortografía!
Son tantas las cosas que me gustan, las personas que me gusta tener cerca... Uno no puede definirse. No nos podemos reducir a palabras. Sin embargo, en parte, este soy yo. Sí.

De vuelta... y media!

Hola a todos!
Tras mi viaje iniciático a los madriles y a la SER... ya estoy aquí de nuevo (en el Blog, porque sigo en Madrid currando de lo lindo). Sí, ya sé que me he pasado mucho tiempo sin escribir, pero es que mi agenda ha estado MUY ocupada: buscar piso, adaptarme al trabajo y a las (muchas) horas que meto, cogerle el ritmo a la ciudad, salir un poco el día del Orgullo...
EL PISO: Chicos y chicas... vivo en una especie de apartamento de Salou, con muebles estilo Alcántara de los setenta, con Edu y a la espera de encontrar un tercer inquilino para el verano. Nuestro casero es un entrañable canario (de las islas, se entiende) llamado Pacheco. Ah, que se me olvidaba! Tenemos un cuadro porno incluido en la decoración! Una chica corre desnuda por un prado mientras sujeta a su caballo por las riendas! Amazing!
EL TRABAJO: Las palabras fueron algo así como "Nicolás, tú tienes el turno de fin de semana". Olé! Trabajo con Javier Casal, que es un crack. La gente es muy simpática y cada día aprendo mil cosas nuevas. ¿Cuándo salgo en antena? Los findes en Hora 14, Hora 25 y en los boletines de m80. Los lunes y martes, salgo por donde me dicen jajaja.

En resumen, que no me quejo en absoluto. A partir de ahora ya quedaré másh con Dazz, Nata y la troupe. Prometido. Bueno, y con mis amigos de clase, que es que a muchos ni los he visto desde que llegué. Aunque ahora que lo pienso... a la FNAC también habrá que hacer una visitilla... hummmm... Me da que voy a crear riqueza!

... y radiante!

... y radiante! Bien, vale.... estoy jodido porque en unas horas me sacan dos muelas del juicio. Pero estoy radiante porque hoy me han llamado de... sí, señores, de la SER!!! Así que parece que este verano lo pasaré trabajando en Gran Vía, qué bien! Ahora queda por saber en qué programa. La verdad es que me ha alegrado el día porque era el sitio donde siempre quise hacer prácticas. OLÉ!

Resumen: Lunes 30 por la mañana llego a Madrid en el Altaria procedente de Pamplona. A las 13:30 entro a un estudio de la SER bastante nervioso. 5 personas me van a entrevistar y me dicen "Nicolás, cuéntanos un chiste". A lo que yo digo que sólo recuerdo uno muy verde. Ellos dicen que no importa. Yo abro mi boca y suelto: Va un tío y dice "tengo la polla como el estadio del Valencia"... que M'estalla!
Señores, con un chiste así, una buena locución y 4 preguntas de actualidad... se entra a la SER! ¿SERá mi carisma? No flipes, chavalín!

Estoy jodido....

Estoy jodido.... Como bien dice Benedetti, "estoy jodido". Ahora me cuentan que debo extraerme las 4 muelas cordales (es decir, las muelas del juicio de toda la vida del señor, amén y eso). Así que mañana a las 12 me quitarán el poco juicio que me queda... como bien dijo la Pastilla Juanola.

La idea de mi amiga la dentista es: "el día 3 te extraemos las de un lado y el 16 las otras dos del otro lado". Como pueden ver ustedes, la chica me hablaba con una sonrisa propia de su profesión mientras me sacaba para que le firmase una hoja en la que "entiendo el riesgo de una pequeña operación con anestesia local". Vaya que si lo entiendo! En fins, a partir de mañana y durante algunos días a disfrutar de la comida en plan octogenario... es decir, bien licuadito!! M'ENCANTA!

¿Indomable?

¿Indomable? ¿Por qué el Indomable? Muy prosssimamente, en ná mismo, ya en seguida... vamos, en breve... en este blog sabrás por qué Indomable. Si tenéis más dudas.... ACUDID A UN ESPASA, HOMBRE! Que para eso están!